SAO PAULO, Brasil.- Hay tres lugares comunes que siempre acompañan cada final de Miss Universo: el primero es que casi siempre gana una latina; el segundo, que las mujeres de raza negra sufren discriminación; y el tercero, que las ganadoras suelen estar operadas. La representante de Angola, Leila Lopes, consiguió romper con todos los pronósticos, y se convirtió anoche en una de las pocas mujeres de color que logró coronarse como la más bella del mundo.
La joven, de 25 años, venció el concurso de Miss Universo 2011, que se realizó por primera vez en Brasil, y celebró su 60 aniversario. De esta manera, Angola conquistó la corona por encima de las bellas finalistas de Ucrania, Brasil, Filipinas y China, y recibió el cetro de las manos de la mexicana Ximena Navarrete, ganadora del certamen en 2010.
La competencia, que llegó por novena vez a América Latina y por primera vez a Brasil, fue vista por unos 1.000 millones de espectadores en 190 países y presentó a 98 participantes.
La victoria en el concurso garantiza a la nueva reina un año de presencias en eventos y viajes por el mundo, llevando el mensaje de ayuda de la organización a quienes padecen VIH/sida y otras enfermedades graves.
Lopes, que nunca había estado entre las favoritas, conquistó a los miembros del jurado con su espectacular figura, su perfecta sonrisa y su gran elegancia. Además, supo salir airosa de la que probablemente sea la prueba más complicada del concurso: la pregunta.
Cuando un miembro del jurado le preguntó qué parte de su físico se cambiaría si pudiera, Leila explicó "que estaba muy contenta y agradecida por su cuerpo y que no tocaría nada". Además, consiguió quitarle superficialidad a la cuestión asegurando que estaba muy orgullosa de poseer también belleza interior y una gran educación. (Especial-AFP-NA)
La victoria en el concurso garantiza a la nueva reina un año de presencias en eventos y viajes por el mundo, llevando el mensaje de ayuda de la organización a quienes padecen VIH/sida y otras enfermedades graves.
Lopes, que nunca había estado entre las favoritas, conquistó a los miembros del jurado con su espectacular figura, su perfecta sonrisa y su gran elegancia. Además, supo salir airosa de la que probablemente sea la prueba más complicada del concurso: la pregunta.
Cuando un miembro del jurado le preguntó qué parte de su físico se cambiaría si pudiera, Leila explicó "que estaba muy contenta y agradecida por su cuerpo y que no tocaría nada". Además, consiguió quitarle superficialidad a la cuestión asegurando que estaba muy orgullosa de poseer también belleza interior y una gran educación. (Especial-AFP-NA)